"Acojona
bastante estar sueltos por el espacio, ¿no?"
Si en 2.001:
una odisea del espacio, el gran
referente del cine espacial, Kubrick proponía al alucinado espectador la
contemplación hipnótica y reflexiva de una experiencia audiovisual más allá de
la narrativa convencional, en Gravity Alfonso Cuarón pretende inmiscuir directamente al
público en la misma acción como un sujeto activo más dentro de una angustiosa
historia de supervivencia extrema, en la que asistimos a la lucha del ser
humano contra el universo, contra la máquina y contra sí mismo. El cineasta
mexicano consigue su propósito con una minuciosa y envolvente puesta en escena
que produce vértigo y deja sin aliento, utilizando recursos como el plano
subjetivo para adoptar el punto de vista de la protagonista -metiéndose directamente
en su escafandra-, los larguísimos -y trucados- planos secuencia (que ya empleó
magistralmente en Hijos de los
Hombres) y el espectacular uso, más
justificado que nunca, del 3D. Hay además imágenes de un lirismo apabullante,
desde las que muestran el universo en todo su terrorífico esplendor, hasta las
que recrean, en dos ocasiones, el nacimiento, o renacimiento, del personaje
principal (inevitable volver a recordar el clásico de Kubrick).
Pero la película no es sólo un
tour de force técnico y estético. Afortunadamente, detrás de las cámaras no
está James Cameron. Si Gravity tiene
alma es gracias a Sandra Bullock, una decisión sorprendente y acertada. Bien
secundada por un George Clooney generoso y entregado a su consciente condición
de acompañante, Bullock devuelve a Cuarón la confianza depositada en ella con
el mayor esfuerzo interpretativo de su carrera -el largo plano en el que,
totalmente desmoralizada, rompe a llorar, es de una intensidad emocional que
acongoja-. La empatía del espectador con ambos personajes es el mayor éxito de
una película, que de otro modo, hubiera sido un rotundo fracaso. Porque por
encima del aspecto visual, del mareo de la cámara, de los efectos digitales y
del 3D, éste es un film de actores, aunque sólo sean dos.