
-Antonio, ¿por qué has decidido debutar en el largo con esta historia tan bizarra?
-Primero porque yo soy bizarro. Cuando escribo para otros directores tengo dos opciones. Si trabajo con un director que comparte mi manera de ver el mundo, el resultado puede ser bizarro por dos. Si estoy con un director con una visión más normal, más standard, tiro de oficio y escribo de una manera menos autoral. Pero claro, yo en solitario, no tengo por qué renunciar a mis impulsos. Yo tengo una tendencia a lo onírico, lo surrealista, lo ilógico y a contemplar el género de una manera muy caprichosa. Ha salido así porque busqué elementos muy concretos y muy baratos de producir, y porque no me corté a la hora de dejarme llevar por mis tendencias.
- La película me ha sorprendido por el giro final... empieza siendo "una de psicópata asesino" y de repente llega ese cambio de género, ese giro que descoloca. No sé si ya lo tenías pensado así desde el principio o surgió durante la escritura del guión...
-Desde el principio estaba planteado así. Pretendía ofrecer un espacio cerrado y una serie de giros, el más gordo este último. Y en un esquema en papel, ya estaba. Una película cortita, de ochenta minutos como mucho, y con estas situaciones. Luego lo que fui afinando fue la manera en la que pasan las cosas... y luego el dinero que había y las posibilidades y los medios me permitieron hacer algunas cosas mejor y otras... pero estoy contento porque la idea mental que tenía en la cabeza está en pantalla.
-La duración de la película, el presupuesto, pocos actores, los decorados... todo es muy serie B...

-Tourneur y compañía...
-Tourneur, el primero... el propio Fritz Lang... cuando llega de Europa se pone a hacer lo que se entiende por películas B. A mí, sin forzarlo, me llega la tradición de lo que más me gusta como espectador, que son esas películas muy concentradas, muy pequeñitas, también obsesivas... y que a lo mejor cuando tienes mucho más dinero te despistas y no puedes focalizar tanto en tener cuatro o cinco elementos y prestarles mucha atención y exprimirlos.
-El Callejón se estrenó en Sitges y hasta llegar a Bilbao han pasado bastantes meses y no ha llegado a los circuitos comerciales. ¿Tienes miedo de que se convierta en una rara avis, en una especie de película maldita?
-Es que en este momento cuesta mucho estrenar la película, pero no sólo la mía, hay otras que también se pasaron en Sitges y están pendientes de estreno, y alguna que se ha estrenado no ha tenido un estreno muy afortunado... el año es muy duro para el cine. La peli está viva en festivales, y se ha vendido a bastantes países. Estamos pendientes de qué pasa con el estreno comercial, pero espero que no pase de este año. Pero el momento es difícil por la falta de liquidez de las distribuidoras y porque quitando Los Vengadores y Los Juegos del Hambre, es un año muy crítico para el cine.
-Para la elección de la actriz protagonista no hubo ningún casting. ¿Por qué elegiste a Ana de Armas?

-Para los que hemos leído tus críticas durante años... ¿qué dirías como crítico de El callejón?
-Yo he hecho la película que me gustaría ver como espectador, de verdad. He hecho el tipo de película que a mí me divierte mucho, que me transmite una alegría y unos deseos de ver cine fantástico y de terror, y es un gran capricho, un gran regalo que me he hecho como director y como espectador. Yo me considero un crítico apasionado, no cerebral...
-No eres de ésos que parece que miran las películas por encima del hombro...
-El crítico que mira las películas por encima del hombro no puede estar más lejano a mi manera de escribir. Las críticas siempre las he planteado desde el punto de vista del enamorado, del fanático y del espectador no voy a decir fácil, pero sí que se deja llevar y que es generoso, porque para mí el cine es disfrute y para pasarlo mal ya está la vida real. Entonces, para mí esta película como espectador/crítico/director, es un viaje por el tren de la bruja, un carrusel de temas y de momentos terroríficos que a mí me vuelven loco. Y espero que haya más gente como yo, que la película encuentre su público cuando finalmente se vea en las salas comerciales, porque en los festivales sí voy encontrando esa empatía, esa complicidad. Por lo tanto, hay un público para esta película, no sé en qué número, pero lo hay.
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