jueves, 20 de marzo de 2014

8 APELLIDOS VASCOS


Quizá por las bajas expectativas que tenía antes de verla, resulta que 8 apellidos vascos me ha convencido con su propuesta de entretenimiento ligero, haciéndome sonreír durante hora y media, y de vez en cuando, sacándome alguna carcajada. Que al fin y al cabo, es de lo que se trata cuando vemos una comedia. 8 apellidos vascos no pretende trascender, sólo reírse de los prejuicios, tópicos y estereotipos culturales, precisamente valiéndose de ellos. El choque folclórico puede ser visto como demasiado básico y forzado, pero ¿no es precisamente la comedia un género que fuerza situaciones, a veces hasta lo inverosímil, para convertirlas en humorísticas? Para este espectador que disfruta y se ríe con las comedias de Keaton, Lubistch, Wilder, Edwards, Hawks, los hermanos Marx, los ZAZ, Mariano Ozores, Santiago Segura y Borja Cobeaga (sí, todos en la misma frase, por qué no), todo humor, desde el más sofisticado al más primario, es válido, independientemente de su calidad cinematográfica. Ese es otro debate.

Y para los que le buscan tres pies al gato y detectan mensajes oscuros en esta historia, sólo queda subrayar una evidencia final: que aunque 8 apellidos vascos se viste de comedia costumbrista, en realidad no deja de ser la clásica y típica comedia romántica de chico conoce chica. Ni más ni menos.