domingo, 17 de abril de 2011

CAPERUCITA ROJA


Soy un devoto admirador de los clásicos cuentos infantiles. Son parte de la base de la literatura moderna, igualmente fascinantes para un niño que para un adulto. Nunca envejecerán porque hablan de nuestros miedos más atávicos, vivamos en el siglo XVIII o en el XXI. "Caperucita Roja" nos recomendaba obeceder a los mayores y no salirse del sendero. El bosque es uno de los terrores favoritos de nuestro subconsciente. Y el lobo es el desconocido con el que no hay que hablar, barnizado con connotaciones sexuales. Pero el problema de esta versión de 2011 es que en ningún momento siento que me están contando ese cuento. Esto a ratos se parece más a un reality para buscar pareja en la MTV.

La sensación después de ver la película es de oportunidad perdida. Pensaba que podrían extraer el lado más perverso del cuento, más cercano a Perrault que a los hermanos Grimm, y me he encontrado con una nueva vuelta de tuerca a "Crepúsculo". Porque aquí lo importante es la historia de amor adolescente, contada por Catherine Hardwicke con los mismos recursos que empleó en aquel primer film de la taquillera saga: voces en off, imágenes ralentizadas, cruces de miradas y mucha feromona en el ambiente. De hecho, las partes en las que no hay nada de esto son las más dignas. Pero el conjunto acaba resintiéndose, dejando un producto flojo y decepcionante. Ni ilustres como Gary Oldman y Julie Christie frenan la caída libre. En el caso de la veterana actriz, más que la abuelita del cuento parece una hippie de Ibiza. Y eso que la dirección artística es lo más salvable de la película.

Si alguien quiere disfrutar de una Caperucita Roja oscura y diferente, ésta es una buena oportunidad para recuperar "En compañía de lobos", la inquietante versión libre del cuento que hizo Neil Jordan en 1984.

miércoles, 13 de abril de 2011

CUANDO KARATE KID SE FUE A MISISIPI

La reivindicable estrella juvenil de los 80 Ralph Macchio será siempre en nuestra memoria aquel Daniel San de "Karate Kid" (1984), bombazo taquillero de los 80 que dio para otras dos entregas, formando una trilogía que fue tristemente de más a menos. Pero entre patada y patada y "dar cera pulir cera", Macchio dejó un rato de hacer la grulla en la playa para colgarse una guitarra y buscar la esencia del blues en Luisiana.


La película es "Cruce de caminos" (1986), y la dirigió Walter Hill, perteneciente a ese grupo de estupendos directores que se comieron a bocados la década de los 80 y ahora han caído en un olvido injusto y miope. Hill dirigió buddy movies (películas con una pareja de colegas, generalmente muy diferentes entre sí) como "Límite 48 horas" (1982) y "Danko calor rojo" (1988), y westerns como "Forajidos de leyenda" (1980) y "Gerónimo" (1993). Pero sobre todo fue un experto mezclando géneros, como en la magnífica "Calles de fuego" (1984), un western urbano con mucha acción y mucha música.
Bueno, pues un poco de todo esto tiene "Cruce de caminos". En este caso, la pareja de colegas está formada por un joven aspirante a guitarrista y un veterano bluesman, que viajan hasta Misisipi con objetivos distintos. El chico para recuperar una canción perdida del mítico Robert Johnson, y el anciano para recuperar su alma, vendida años atrás al diablo en un cruce de caminos, al igual que, según la leyenda del blues, le ocurrió a Johnson.


Como en el western, tenemos un largo viaje, la chica, peleas en tugurios y por supuesto, el duelo final, antológico, donde las guitarras sustituyen a las armas. Y aquí es donde muchos han elevado a categoría de culto esta película. Porque el oscuro oponente es el virtuoso guitarrista Steve Vai, que demuestra sus dotes guitarrísticas en sus turnos y en los correspondientes a Macchio, aunque también en algunas partes puso su sonido a la guitarra del actor el gran Ry Cooder. Un duelo musical de mucha altura, que termina decidiéndose con el "Capricho Número Cinco", una pieza que no tiene nada que ver con el blues, pero compuesta por Paganini, otro músico del que también se dice que vendió su alma al diablo.

Una auténtica gozada de película.

martes, 12 de abril de 2011

AVANCE DE THOR



El próximo 29 de abril el martillo de "Thor" sacudirá con fuerza la taquilla de la cartelera española. La esperada puesta de largo cinematográfica de este guerrero mitológico expulsado a la Tierra es la enésima traslación hollywoodiense a la gran pantalla de un comic de la factoría Marvel.

Es de suponer que "Thor" será el film que lance al estrellato al joven actor australiano Chris Hemsworth, más conocido de momento por haberle dado el "sí quiero" a Elsa Pataky. Eso sí, está secundado por valores seguros en el reparto: Stellan Skarsgard, Anthony Hopkins y la hiperactiva Natalie Portman. Lo más sorprendente es ver a Kenneth Branagh en la dirección, aunque parece que con su fichaje Paramount y Marvel han querido darle a la película un toque shakespeariano, un trasfondo algo más profundo de lo habitual en este tipo de producciones.


lunes, 11 de abril de 2011

LLEGA EL CONEJO HOP


La historia de un conejo de pascua que se traslada a Hollywood llega este viernes 15 de abril a nuestra cartelera después de alcanzar lo más alto de la taquilla estadounidense. "Hop" es un film de corte infantil y familiar dirigido por Tim Hill, el mismo de "Alvin y las ardillas", y como en ésta, encontramos mezcla de actores reales con animalitos creados digitalmente.


El principal actor de carne y hueso es James Marsden ("X-Men", "27 vestidos", "La caja") y la voz original de Hop pertenece al cómico británico -y marido de la cantante Katy Perry- Russell Brand... quien por cierto, acaba de estrenar en USA "Arthur", el remake de la película de Dudley Moore que se ha colocado como segundo mejor estreno de la semana justo detrás de "Hop".

domingo, 10 de abril de 2011

ADIÓS A LUMET

Se ha ido Sidney Lumet, uno de los directores más importantes del cine americano de la segunda mitad del siglo XX. Era también el máximo representante de aquella nueva hornada de cineastas que en los años 50 comenzaron en el cine procedentes de la pequeña pantalla, la llamada "generación de la televisión".




Los dramas sociales y policíacos fueron su fuerte. Debutó con el clásico "Doce hombres sin piedad" (1957) y cerró su larga carrera con la estupenda "Antes que el diablo sepa que has muerto" (2007). Entremedias, títulos emblemáticos como "Serpico" (1973) y "Tarde de perros" (1975), ambas con Al Pacino en plena forma, "Network, un mundo implacable" (1976), "El príncipe de la ciudad" (1981)... incluso sus trabajos más impersonales, como "Asesinato en el Orient Express" (1974) y "El abogado del diablo" (1993), tienen su encanto.


Mi problema de siempre con Lumet es que, aún reconociendo su calidad, en muy pocas ocasiones ha conseguido tocarme la fibra sensible. Demasiadas veces me ha dejado frío. Pero recuerdo que sí me impactó mucho uno de sus títulos más desconocidos, "La ofensa" (1973), una historia dura, tensa, seca, con un Sean Connery atípico y soberbio.



Y luego está la que posiblemente sea su obra maestra: "Veredicto final" (1982), con un Paul Newman insuperable en la piel de un abogado fracasado y bebedor que encuentra en el caso de un error médico una última oportunidad para redimirse.


Ese plano inicial con Newman a contraluz fumando, bebiendo y jugando con una máquina pinball en un bar nos dice ya absolutamente todo sobre el personaje. Una buena muestra de la maestría cinematográfica de Lumet.

viernes, 8 de abril de 2011

SIN COMPROMISO

Pasé un rato muy entretenido viendo "Sin compromiso". Que sí, que ya sé que es una comedia romántica más, tan fácil de ver como de olvidar, y que cuando entras a la sala sabes perfectamente cómo va a acabar la cosa. Nadie dice que sea un peliculón, pero si la comparamos con otras de la misma escuela, el film se coloca, al menos un poco, por encima de la media.
Será por la química entre una pareja por la que en un principio no hubiera dado un duro. Pero Natalie Portman, liberada de cisnes negros, y sí, también Ashton Kutcher, están sorprendentemente naturales, frescos, relajados.

Será porque el enamoradizo, el romántico y el cursi es el chico, y la que sólo busca carne es ella.

Será porque por fin le han vuelto a dar un papel al estupendo Kevin Kline.

Será porque la película no engaña, y a pesar de ciertos e inofensivos tacos y despelotes, no va de comedia romántica guay, diferente, modernilla y progre, como sí se presentan últimamente otras comedias del estilo.

¿Y no será que todo lo anterior se debe a una dirección, la de Ivan Reitman, competente y experimentada?

Y es que, qué demonios, que ya sólo por figurar en su carrera "Los Cazafantasmas", "Los gemelos golpean dos veces" y "Poli de guardería", el tipo se merece un respeto.

lunes, 4 de abril de 2011

EL BLUFF DE "DEATH PROOF"


Aunque no comparto la devoción ciega y desmedida de sus acérrimos y arrodillados fans, Tarantino es un tipo que siempre me suscita interés. Me gusta esa vena cinéfaga y videoclubera que tiene y que expone en sus obras. Reivindicando sin complejos no sólo el cine de clase A, sino el de serie B, S e incluso Z (que no son lo mismo).


De ahí vino "Grindhouse", su proyecto conjunto con Robert Rodríguez, un tributo al cine cutre y exploitaion de los 70 y 80. Y todo eso está muy bien, por supuesto. La intención es lo que cuenta, dicen.


Pero es que "Death Proof" es, durante demasiados ratos, aburridísima. Tarantino lleva hasta el paroxismo y la extenuación su gusto por los diálogos banales y vulgares. Un acierto en, por ejemplo, "Reservoir dogs" y "Pulp Fiction". En "Death Proof", auténtico tedio.


Una pena, porque el film tiene sus momentos. Pero la historia está inflada como un globo para alcanzar la hora y media de duración. Dan ganas de coger la tijera y cortar, cortar, cortar hasta dejar únicamente las partes en las que aparece Kurt Russell en la piel del Especialista Mike. En ese caso, "Death Proof" hubiera sido un mediometraje magnífico.