domingo, 2 de diciembre de 2012

ENTREVISTA A JEAN-CLAUDE CARRIÈRE


Jean-Claude Carrière es, a sus 81 años, uno de los guionistas vivos más importantes del cine. Dando la razón a Billy Wilder cuando decía aquello de que el guionista es el que calienta la cama para que después otros se metan, Carrière habla con humildad y naturalidad de su trabajo y de su impresionante trayectoria, en la que ha trabajado, por ejemplo, para Louis Malle, Milos Forman, Volker Schlondorff, Philip Kaufman, Jean-Paul Rappeneau y Fernando Trueba, y en la que figuran títulos como El tambor de hojalata, La insoportable levedad del ser, ValmontCyrano de Bergerac, El húsar en el tejadoLos fantasmas de GoyaEl artista y la modelo Reencarnación, una curiosa y reivindicable película protagonizada por Nicole Kidman que vino a rescatar a Bilbao en el marco del Festival Internacional de Cine Documental y Cortometraje ZINEBI. Pero Carrière ha pasado a la historia por ser el amigo y estrecho colaborador del irrepetible Luis Buñuel en la última etapa de su vida, la francesa. Su escritura conjunta nos ha dejado Diario de una camareraBelle de JourLa vía lácteaEl discreto encanto de la burguesíaEl fantasma de la libertad Ese oscuro objeto de deseo. También ayudó al cineasta aragonés a escribir sus memorias, Mi último suspiro, un libro imprescindible. Nuestro encuentro se produjo además cuando se cumplían 40 años de una foto histórica: el homenaje a Buñuel que le rindieron los grandes de Hollywood en Los Ángeles en noviembre de 1972.

-¿Es la profesión de guionista la más invisible dentro del proceso de una película? ¿Es incluso frustrante?

-Frustrante no para mí pero lo podría ser. Es invisible. Un buen guión es aquel que no se ve, ha desaparecido, se ha convertido en una película, como una larva que se convierte en mariposa. El guión que se ve no es un buen guión. Por eso el guionista no es famoso, no es una estrella. Es un cineasta, como el director, como otros, pero es un hombre poco conocido. Se necesita una cierta humildad para tomar la decisión de ser guionista. Pero por otro lado, yo tengo la posibilidad de trabajar en el teatro, escribir libros, ensayos, novelas, canciones, libretos de ópera... porque soy un escritor. Para un director de cine es imposible. Es una de las razones por las que tomé la decisión de ser guionista.

-Me refiero a la frustración porque la película es la visión final del director. Muchas veces los guionistas no terminan satisfechos de lo que se ha hecho con su historia...

-Es la paradoja del guionista. Trabaja con todo su talento, toda su alma, al servicio de otra persona, del director. Pero al mismo tiempo, cuando la película vale, tiene fuerza, éxito, y cuando dura, también se debe al guionista. Soy el coautor de la película. Todos tenemos un papel. Un guionista pertenece a un equipo de cine, y tiene que conocer las técnicas del cine. Es un trabajo técnico, invisible, humilde, pero necesario. También es una cuestión de personalidad. No es mi deseo ser famoso. Mi deseo es hacer un trabajo interesante, vivir de eso, trabajar en obras ricas, nuevas, que nunca hayan sido hechas antes. Ésa es la historia de mi vida, mi felicidad está aquí, no en la fama. Es una cuestión de personalidad, de carácter, soy así, no voy a cambiar.


-Usted tiene una gran trayectoria, pero sin duda ha pasado a la historia del cine por su relación profesional y personal con uno de los directores más grandes, Luis Buñuel. ¿Hasta qué punto le influyó no tanto como guionista sino como persona Buñuel?


-Trabajamos los dos a lo largo de veinte años. Escribimos nueve guiones, de ellos, seis películas. Y el libro Mi último suspiro que escribimos juntos. Veinte años de colaboración necesitan más que una colaboración técnica, necesitan una amistad. Hay algo de familiar en mi relación con Luis, era mi padre y a veces mi hijo. Hace tres días pasé la tarde con el nieto de Luis, Diego Buñuel, en París, es muy amigo mío, vive a unos doscientos metros de mi casa. Trabajar con Buñuel era vivir con él. Aislados los dos, en un lugar lejano, fuera de las ciudades, fuera de México, fuera de Madrid, en la sierra de Guadarrama, en Cazorla, en el parador... solos, sin amigos, sin esposas... únicamente los dos para llegar a una concentración total sobre la obra. Uno empezaba una frase, el otro la terminaba...

-... era seguir el método que de joven utilizaba con Dalí...

-Sí, pero fue bastante difícil para mí la primera vez. Dalí y Luis tenían el derecho de veto. Si uno dice una cosa, el otro tiene tres segundos para decir sí o no. Si dice no, hay que empezar otra idea, para entrenar la imaginación. Y la primera vez que trabajamos, en Madrid, en Diario de una camarera, yo era muy joven, era mi segunda o tercera película, y me encontraba ante un monumento del cine mundial. Ya había ganado en Cannes con Viridiana, y había hecho El ángel exterminador, que es maravillosa... y yo decía "sí, sí, qué maravilla" a todo lo que me proponía. Después de una semana, vino de París el productor Serge Silberman, y me invitó a cenar sin Buñuel, algo muy extraño. Y al final de la cena me dijo: "Luis está muy satisfecho con usted, dice que es muy trabajador, pero... hay que decir no de vez en cuando". Después, más tarde, Luis me confesó que él había pedido al productor que pasara por Madrid y que me dijera que yo tenía que decir no. Y empecé a resistir, empecé a existir, enfrente de Luis. Al final del primer guión, ya estábamos al mismo nivel. Ya tenía mi independencia. Por ejemplo, si Buñuel me proponía algo y yo decía "no", y él decía "tiene usted razón", era extraordinario... Buñuel no necesitaba un secretario que anotara sus ideas, necesitaba realmente un colaborador. A veces con peleas, discusiones duras... fue un periodo de mi vida difícil, era bastante duro encontrarte semanas y semanas los dos como dos monjes, lejos de todo... pero fue un periodo maravilloso. Trabajar con él, vivir con él, comer con él, los dos, tres veces al día... he calculado que hemos comido los dos solos más de 2.000 veces... muchas parejas no pueden decir lo mismo. Cuando al final de su vida, cuando ya estaba enfermo y débil, yo lo vi dos meses antes de su muerte, en México... para mí era una tristeza enorme, era perder un padre, un amigo.

-Tenía esa relación familiar con muchos de sus colaboradores: con usted, con Paco Rabal... incluso se llevaba bien con sus productores... esto es muy extraño entre un director y un productor...

-Sobre todo con Gustavo Alatriste y Silberman. No tanto con los hermanos Hakim, los productores de Belle de Jour, porque eran hombres de una incultura extrema. Pero Silberman fue un hombre que entendió que Buñuel necesitaba entera libertad. Al mismo tiempo leía muy cuidadosamente los guiones, y jamás habló como un productor, no hablaba de dinero. Y finalmente ganó dinero con las películas de Buñuel... El discreto encanto de la burguesía hizo mucho dinero, también El fantasma de la libertad... y hasta ahora, las películas de Buñuel se ven en todas partes del mundo.

-De todas esas películas que hicieron juntos, ¿de cuál está más satisfecho?

-La más extraordinaria para mí es La vía láctea, porque es una película única en la historia del cine. Y muy seria, porque la base de la película, la historia de las herejías cristianas, es muy seria. Y muy precisa: Buñuel había trabajado mucho en la historia de las herejías. También es una película que abrió puertas a Buñuel, porque renunciaba al tiempo y al espacio clásicos, se adentraba en otras dimensiones. Y sin La vía láctea, no habría sido posible El discreto encanto de la burguesía. No veo otra película parecida, sólo Simón del desierto, que filmó en México. Son obras que vienen de la nada, totalmente personales de Buñuel.

-Buñuel decía aquello de "soy ateo, gracias a Dios", pero era un hombre con una vastísima cultura católica. ¿Son los ateos los más indicados para hablar de las religiones?

-Son los únicos que pueden hablar de las religiones, cuando no sean ateos polémicos. Un cristiano cómo va a hablar del Islam, del Budismo, sin librarse de su creencia propia. Yo soy un ateo completo, convencido, como Luis lo era, soy un ateo muy interesado en la historia de las religiones, porque las religiones no dicen nada de Dios, porque no hay Dios, pero nos dicen mucho sobre nosotros: lo que nos falta, lo que esperamos... la inmortalidad, la vida después de la muerte... es extraordinario el aspecto religioso de la vida, acercarse a la vida a través de las religiones es más amplio que desde un punto de vista político, social o filosófico.


-Buñuel no le daba importancia a los premios, pero entre otros muchos, consiguió el Oscar por El discreto encanto de la burguesía... ¿qué recuerda de aquella mítica foto en la casa de George Cukor, en la que se ve a los más grandes de Hollywood... Hitchcock, William Wyler, Billy Wilder... rindiendo homenaje a Buñuel?

De pie, de izda. a dcha.: Mulligan, Wyler, Cukor, Wise, Carrière y Silberman.
Sentados: Wilder, Stevens, Buñuel, Hitchcock y Mamoulian.
-Estábamos en el festival de Los Ángeles en 1972 con El discreto encanto. Yo conocía a Cukor, y me llamó y me dijo "me parece que Buñuel está en la ciudad, y me gustaría mucho invitarlo a comer con unos amigos". Buñuel aceptó y fuimos con Silberman bastante temprano a la espléndida casa de Cukor. Llegamos los primeros... y después de un rato, vi a través de la ventana subiendo las escaleras de mármol a un hombre que reconocí como John Ford... subía con la ayuda de un hombre negro, muy fuerte... y llegó Ford para saludar a Luis... y después Hitchcock, Wyler, Wilder, Robert Mulligan, Robert Wise, George Stevens, Rouben Mamoulian... todos para homenajear a Buñuel. Fue una comida extraordinaria. Hitchcock, por ejemplo, conocía perfectamente las películas de Luis, y le explicaba cómo había filmado Tristana al propio Buñuel: "cuando tu filmas a Catherine Deneuve tocando el piano y bajas lentamente con la cámara y vemos que únicamente tiene una pierna, y después subes y vuelves a su cara, no es la misma mujer". Puro lenguaje cinematográfico. Si hubiera cortado en dos planos, el efecto no sería el mismo. Eran dos maestros hablando de lo que sabían hacer. Durante la cena tuvo que marchar John Ford, estaba muy mayor, murió poco después... y al final de la comida, aunque ya no estaba Ford, dije que había que llamar a un fotógrafo, y llamé a una agencia. Llegó un fotógrafo que se quedó absolutamente sorprendido... La fotografía fue objeto de colección del año en Estados Unidos porque jamás se habían encontrado todos en el mismo lugar... Hitchcock trató de dirigir la fotografía, pero no pudo, y Wilder le dijo "Alfred, tú sabes como hacer una película, pero no fotografías" y finalmente la dirigió Wilder, y se ve en la foto que es el último en sentarse. 

-Por último, confiese... ¿ha vuelto a tomar un martini tan perfecto como el que preparaba Buñuel?


-Sí, sí... en el Hotel Plaza, en Nueva York, donde decía Luis que era el mejor del mundo, o por lo menos el mejor de América. Decía: "si un día usted pasa por Nueva York y quiere saber si estoy en la ciudad, hay que ir a las doce al Hotel Plaza. Si estoy en Nueva York, estoy aquí".

lunes, 5 de noviembre de 2012

FONTAINE-DE HAVILLAND, HERMANAS IRRECONCILIABLES


El pasado 22 de octubre cumplió 95 años Joan de Beauvoir de Havilland, más conocida como Joan Fontaine. La inolvidable rubia de Hitchcock en Rebeca y Sospecha, y de otros grandes clásicos como Carta de una desconocida, es una de las pocas leyendas con mayúsculas del cine que quedan vivas. En este mismo grupo está la única protagonista de la mítica Lo que el viento se llevó que aún vive, Olivia de Havilland, precisamente, hermana de la Fontaine. Ambas son también protagonistas de uno de los capítulos más curiosos de Hollywood, el de la animadversión entre dos hermanas, las dos mitos del cine, las dos todavía vivas a pesar de su avanzada edad, y las dos con varias décadas a sus espaldas sin dirigirse la palabra.

Según se cuenta, la rivalidad entre ellas se remonta a su más tierna infancia, pero se vio inevitablemente acentuada a lo largo de su carrera en el cine. Parece ser que la responsable directa de los roces era su propia madre, Lilian de Havilland, quien al parecer tenía a Olivia como hija favorita. De hecho fue ésta la primera en empezar una carrera como actriz, animada por su progenitora, quien había visto frustrado su propio camino en el mundo del espectáculo al nacer sus hijas. Y así, a partir de la segunda mitad de la década de los 30, la Havilland se convirtió en estrella como partenaire de Errol Flynn en ocho clásicos inolvidables como Robin de los bosques o Murieron con las botas puestas.


Mientras tanto, Joan se sentía un poco como su futuro personaje en Rebeca... así que se mudó a Los Ángeles y se cambió el nombre por el de Joan Fontaine, recuperando el apellido artístico de su madre, y evitando así ser relacionada con su ya famosa hermana. Aunque también se dice que fue la madre quien no le permitió usar el apellido familiar para no hacer sombra a Olivia.

Cuenta la leyenda de Hollywood, que Joan se presentó al interminable casting para el papel de Escarlata O’Hara en Lo que el viento se llevó. El productor le ofreció el papel de Melania, pero Joan lo rechazó con esta frase:  “Si quieren a alguien para hacer de boba, llamen a mi hermana Olivia”. Lo paradójico de esta historia, es que Olivia fue seleccionada para representar a Melania… consiguiendo su primera nominación al Oscar y pasando a la historia del cine gracias a este personaje.


Como hemos comentado antes, Joan se convirtió en estrella gracias a las primeras películas de Hitchcock en Hollywood. Nominada al Oscar por Rebeca, un año después ganó la estatuilla por Sospecha. Al parecer, cuando iba a subir al escenario a recoger el premio, pasó de largo de su hermana rechazando sus felicitaciones. Un desplante público en toda regla a Olivia, que además también estaba nominada por Si no amaneciera.


Con el paso de los años, las dos actrices, con cuentagotas, mantuvieron una mínima relación, pero en 1975, la muerte de su madre provocó el cisma definitivo. Olivia organizó una ceremonia a la que Joan no asistió: según la Fontaine, su hermana no la invitó; según Olivia, Joan había rechazado ir  asegurando que tenía mucho trabajo. Desde entonces, ambas hermanas no se dirigen la palabra. Se dice incluso que Joan llegó a distanciarse de su propia hija porque ésta seguía manteniendo una relación cordial con su tía.

Una última anécdota reveladora. Cuando en 1988 la Academia celebró el sesenta aniversario de los Oscar, organizó un encuentro con todos los galardonados vivos, cometiendo la imprudencia de instalar a las dos hermanas en una misma planta del Hotel Ambassador. Cuando éstas lo descubrieron forzaron a la dirección a cambiarlas de habitación y a poner diez pisos entre ambas.

Así han llegado hasta nuestros días. Casi centenarias, Joan vive en California, y Olivia en París. Dos divas, dos hermanas irreconciliables. Como dijo una vez la Fontaine:
“Para mí Olivia es como si no existiese. Nos odiamos tanto cuando éramos jóvenes que ahora hemos agotado la carga de odio y nos limitamos a ignorarnos”.


Algunos dicen que el secreto de su longevidad es que ninguna de las dos quiere morir antes que la otra.

martes, 11 de septiembre de 2012

LA FIESTA DE LOS MERCENARIOS

-¿Cuál es el plan?
-Buscarlos, encontrarlos y matarlos.

A ver quién supera este casting
¡Qué hora y media de auténtico disfrute he vivido con Los Mercenarios 2! Segunda parte corregida y aumentada de aquellos mercenarios que en 2010 nos hicieron volver a vibrar con el cine de acción más puro de los 80 y 90, el de la testosterona, las gracietas baratas, los músculos, los puños y las explosiones, sin imágenes generadas por ordenador ni actores haciendo el indio delante de un croma. Nostálgica operación de éxito de un Stallone que parecía abocado en el siglo XXI a sobrevivir en olvidables productos de videoclub y que, tras decidirse a revisitar sin complejos a su Rocky y a su Rambo, y envalentonado con la aceptación de estos personajes tantos años después, echó la casa por la ventana uniendo a los tipos duros de su quinta con los del cine actual. Aquel film, a la vez homenaje y parodia, a parte de descubrirnos la buena química entre dos machos de distintas épocas como Statham y el propio Stallone, y de rescatar a malotes como Eric Roberts y Dolph Lundgren (¡Ivan Drago y Rocky cara a cara de nuevo!), nos legó para la posteridad LA secuencia de aquel 2010: Sly, Bruce Willis y Schwarzenegger -todavía gobernador de California- juntos por primera vez. Ahí estaban los tres socios de Planet Hollywood, haciéndose guiños y chistecitos, para nuestro deleite cinéfago.

Planet Hollywood en acción
Los Mercenarios 2 podría titularse Los Mercenarios al cuadrado. Todo es lo mismo, pero es más. Muy bien dirigida por Simon West -aquí no hay montajes modernillos en los que no distingues nada-, empata con su predecesora en acción y violencia, pero va más allá en la sucesión de gags -no hay otra manera de definir algunas escenas- y en su muestrario de viejas glorias, donde brilla especialmente como villano un inmenso Van Damme. El éxtasis friki toca techo cuando vemos juntos en una suerte de improvisada convención republicana de estirados de bótox a Stallone, Willis, Schwarzenegger y Chuck Norris, éste último invitado a la fiesta con un personaje absolutamente gratuito y metido con calzador en una secuencia que podríamos calificar de directamente surrealista. Pero qué más da. Son momentos pensados para que el público aúlle y aplauda en el cine, en los que Stallone quema el guión con su enorme puro y los diálogos se rinden a una sucesión de chistes malos y pullas que apelan a Rambos, lobos solitarios chucknorrianos, a Schwarzenegger que si "volveré" que si "he vuelto" -también se oye por ahí un "sayonara baby"- y por supuesto, al yippee ki yay de Willis/John McClane. Los Mercenarios 2 es un disparate entretenidísimo y autoconsciente. Insuperable, dentro de los parámetros de su propuesta. Si alguien hace veinte años hubiera viajado desde el futuro y nos hubiera dicho que ha visto una película en la que Stallone y Van Damme se dan mamporros durante cinco minutos antológicos, hubiéramos pensado que nos estaba tomando el pelo. Pero esa secuencia es una realidad. Acabo de verla en un cine.

lunes, 9 de julio de 2012

ADIÓS AL GRAN BORGNINE


Ha sido una triste, muy triste noticia el fallecimiento de Ernest Borgnine. Nos deja un intérprete de la vieja escuela, un actor de raza, de carácter, de los intuitivos que pasaban de Stanislavsky, de gran presencia, que daba empaque a cualquier película en la que apareciera, por mediocre que fuera ésta. Igualmente creíble como villano y como buen tipo. Odioso, chulesco y repulsivo Fatso en De aquí a la eternidad (1953), simpático, sensible y bonachón Marty (1955). Borgnine nos ofreció interpretaciones memorables, sobre todo como actor fetiche de los directores más indomables: Aldrich, Ray, Fleischer, Peckinpah. El récord lo tiene con Aldrich: trabajaron juntos en seis ocasiones. Formó parte de los Doce del patíbulo (1967) y del Grupo Salvaje (1969), en la piel de aquel duro Dutch que sentenció: "dar tu maldita palabra no es lo que importa, lo que importa es a quien se la des". Rey Ragnar en Los vikingos (1958), esclavo romano en Barrabás (1961), infiltrado comunista en Estación Polar Cebra (1963), sheriff enemigo de camioneros en Convoy (1978)… Los mejores años fueron pasando pero cineastas de nueva hornada, como los terroríficos Carpenter y Craven, también contaron con él para sus historias. Y en su ancianidad, directores tan listos como Andrew Niccol y Robert Schwentke le llamaron para pequeños papeles en Gattaca (1997) y RED (2010).

En Grupo Salvaje
Fue especialmente impactante su participación en el proyecto colectivo realizado por diversos directores sobre los atentados del 11-S. Borgnine era el único actor en el capítulo dirigido con extrema sensibilidad por Sean Penn, y su interpretación de un anciano viudo que llora a su mujer en su pequeño piso mientras fuera, el mundo entero observa cómo el World Trade Center se convierte en cenizas, es de las que sobrecogen y te dejan el corazón en un puño.


Grace Kelly entrega el Oscar a Borgnine por Marty
Pero sin duda mi personaje favorito de su extenso repertorio es Marty, por el que se llevó el Oscar, y donde demostró sus grandes cualidades interpretativas llevando el peso de todo el film y transmitiendo con gran maestría la soledad, la frustración y la ternura de ese carnicero solterón que vive con su madre, asaltado por la ilusión y la esperanza, pero también por el miedo y la inseguridad, cuando se encuentra con la inesperada oportunidad de dar un cambio a su vida, a través de la compañía y el cariño de una mujer en su misma tesitura.


Ha fallecido Borgnine a cinco años de cumplir cien, casi un siglo marcado por Hollywood y más de cien películas, por Broadway y la televisión, por la Marina y la Segunda Guerra Mundial, por sus cinco matrimonios y su contagiosa vitalidad. Una vitalidad que derrochó hasta el fin de sus días y que evidenciaba, como su compañero de generación Kirk Douglas, en cada acto público en el que participaba, merendándose a muchas de las estrellas actuales y recordando a los más despistados que quienes conformaron aquel Hollywood de oro, sencillamente, estaban hechos de otra pasta.


lunes, 2 de julio de 2012

LADRÓN Y DRIVE, CONEXIÓN MAGISTRAL


Disfrutar de una sesión doble que incluya Ladrón (1981) y Drive (2011) es una experiencia de lo más sugerente y gratificante. Empiezo por lo obvio: los paralelismos de estilo son indiscutibles. Mucho se ha hablado de la herencia y la deuda de Drive con Michael Mann y sus Corrupción en Miami y Heat. Pero la genial obra de Nicolas Winding Refn donde mira directamente a los ojos y se reconoce es en la ópera prima de Mann, que podríamos considerar como una especie de boceto o ensayo de lo que nos ofrecería después con los avatares de Sonny Crockett y Ricardo Tubbs. Ladrón es un producto puro de los 80, pintado de colores chillones y barnizado con los sintetizadores de Tangerine Dream, mientras vemos cómo los coches pasan silbando por las calles vacías y se reflejan en sus capós las luces de neón de la ciudad. Esa atmósfera, ese tono, ese "toque Mann", corregido y aumentado después en Miami Vice, Heat o Collateral, empapa cada plano de Drive, con sus explosiones de violencia y la presencia imponente de esa L.A. que encandiló a Bukowski y Morrison y alejada del foco de Hollywood. La gran urbe nocturna, amenazante y atractiva a la vez, casi un cuadro de Hopper pasado por la túrmix de la MTV.
















Pero por encima de cuestiones estéticas, el paralelismo es mucho más profundo y satisfactorio en lo que se nos está contando. Se me antoja por momentos estar viendo la primera y segunda parte de la misma historia, en la que años después de ver en acción al charlatán Jimmy Caan vemos qué le ocurre al casi mudo Ryan Gosling como hijo suyo. Con distintos matices -uno es ladrón, el otro los lleva en su coche- pero al fin y al cabo, dos vidas al margen. Ambos están metidos en negocios turbios, quieren huir del fango y tener una vida convencional, tranquila y familiar. Pero como suele ocurrir -que le pregunten por ejemplo a Carlito Brigante-, no les será nada fácil en su marcada condición de atrapados por su pasado. Su destino es, inevitablemente, la soledad y la aceptación del fracaso de sus sueños. Outsiders de libro. Puro antihéroe hustoniano.

domingo, 13 de mayo de 2012

EL CINE SEGÚN DESIRÉE DE FEZ

Las críticas de cine que llevan la firma de Desirée de Fez son un soplo de aire fresco dentro de un gremio -el de los críticos- que en muchas ocasiones cae en dos errores fundamentales: valorar la película desde una superioridad moral que nadie sabe quién le ha otorgado, y alejarse de sus lectores a través de un lenguaje tan técnico que a veces roza lo críptico e incomprensible. Pero Desirée de Fez tiene una forma de ver el cine y de valorarlo con la que nos identificamos en este blog. Esta crítica catalana, habitual de FOTOGRAMAS, entre otras publicaciones, ha formado parte, junto con Álex Angulo y Jorge Guerricaechevarria, del jurado de esta última edición del FANT, premiando a la estadounidense "Bellflower" y a la argentina "Fase 7". Dos films que tienen en común el trasfondo de un hipotético fin del mundo o apocalipsis. Hemos hablado largo y tendido con Desirée sobre esto y sobre su manera de enfocar la crítica cinematográfica... su respuesta, en mi opinión, es de lectura obligada para todo aquel que se quiera dedicar a escribir sobre cine. Y nuestro agradecimiento a Desirée por su agradable conversación y simpatía.

-Muchos piensan que el cine fantástico y de terror no puede estar más lejos de la realidad, pero este año el FANT ha demostrado una vez más que este género es a menudo un testimonio de su época. Hemos visto en este FANT varias películas apocalípticas, otras protagonizadas por inmigrantes... que muestran un sentimiento de descontento y desesperanza que puede ser resultado de la situación de crisis que vivimos. 

-Fíjate que yo durante mucho tiempo he sido muy escéptica con todas estas teorías que hablaban de que determinados clásicos del terror reflejaban de una forma metafórica una situación real, que tenían una explicación oculta... pensaba que todo esto eran teorías que nos inventamos a posteriori para intentar hacer grandes las películas cuando ya son grandes sin necesidad de coartada... una peli como "La matanza de Texas" me da igual si hay detrás una metáfora oculta, la peli es extraordinaria y ya está.  Pero la verdad es que   según me he ido haciendo mayor y he ido viendo más películas me he dado cuenta de que realmente sí que es así. Ahora es un caso muy claro con toda esta tendencia del cine apocalíptico, y no estamos hablando de Roland Emmerich, sino de que hay muchos directores jóvenes que plantean situaciones apocalípticas en contextos cotidianos. Eso, más que responder a un hecho concreto, responde a un estado de ánimo general... estamos tristes, no nos llega para pagar el alquiler, vemos que no hay perspectivas de cambio a corto plazo... eso se refleja de alguna forma en el cine de género. Pero también es verdad que, por otro lado, hay gente que está enfocando el cine fantástico y de terror como alternativa precisamente a este malestar. Como ha pasado en otras épocas, también hay una parte del fantástico y del terror cuyo objetivo es el escapismo puro y duro. Historias fantásticas que se alejan por completo de nuestra realidad y que nos hacen olvidar de vez en cuando que no todo es tan duro... la evasión porque sí. Y tanto un tipo de propuesta como la otra son igual de válidas. 

-Has hablado de lo cotidiano... ¿crees que ya nos da más miedo o inquietud el terror en lo cotidiano que el gótico, el de los clásicos de la Universal con Drácula, Frankenstein y compañía? 

-Creo que esta necesidad de acercar el género a lo cotidiano casi tiene más que ver con los presupuestos y el dinero con el que se cuenta que con el hecho de que ahora encontremos que la realidad supera a la ficción. Yo creo que muchos directores se han puesto este reto de hablar del apocalipsis y de situaciones extremas desde un punto de vista casi doméstico porque como no hay medios vamos a intentar enfocar estas situaciones desde un punto de vista intimista... Y a veces también como reto... hablar de un tema como el fin del mundo, que siempre se ha hecho como a lo grande, con efectos especiales... y contarlo desde una perspectiva más humana y más cercana. No creo que sea tanto porque le hayamos perdido el miedo a las películas clásicas de terror, sino por buscar alternativas... 

-En la rueda de prensa no os he visto muy convencidos a los miembros del jurado con la calidad de la Sección Oficial...

-Como selección era impecable. Estaban algunas de las películas más importantes de este año del cine fantástico. Han pasado por los mejores festivales, han sido premiadas... ha sido una muestra muy representativa, pero creo que no ha sido el mejor año para el fantástico. Este año, tanto en Sitges como en la Semana de Terror de San Sebastián, he visto algunas cosas que me gustaron mucho, pero no tuve la sensación de que fuera un buen año para el terror. En el FANT he visto nuevas ideas, la intención de abrir nuevos caminos... pero sin acabar de resolverlo bien. Como muestra es significativa, pero si analizas las películas de forma aislada, no son grandes películas. Y en "Bellflower", aunque tampoco es redonda, veíamos que la distancia entre el objetivo del director y lo que conseguía, estaba más cercana. En realidad, la coartada fantástica es mínima, pero utiliza códigos y mecanismos del terror para contar una historia que en principio nunca hubieras encajado en ese género. 

-El FANT ha cumplido este año 18 ediciones. Se ha apuntado un par de buenos tantos, como un estreno mundial y la sesión del Phenomena Experience... pero todavía tiene esa impronta de festival pequeño y humilde, no es un Sitges o una Semana de Terror de San Sebastián. ¿Qué le puede faltar al FANT desde tu punto de vista para que dé ese paso más?

-Creo que está muy bien encaminado, es una selección estudiada... pero quizá lo que le falta, que para mí es lo que da vida a los festivales de género, es la relación con el público. Falta un poco de feedback con el espectador, más charlas, incluso fiestas, un poco de vida... lo más bonito para los que nos gusta el género es poder acceder a la gente que hace género, y además es un tipo de cine que normalmente se hace desde la emoción... yo, ir a Sitges y en la cafetería encontrarme con alguien y poder hablar con esa persona sobre su película, lo agradezco, me encanta y lo disfruto... estaría bien que hubiera puntos de encuentro entre gente que hace cine, gente que habla de cine, y el espectador. Buscar algo que le diera más vida de una forma más lúdica, que no por ser lúdico es menos intelectual o se aprende menos. No sé... una rueda de prensa como la que hemos dado, por ejemplo... pues a lo mejor si la hubiéramos hecho en una cafetería, y luego tomar algo... no sé... intentar buscar situaciones que hagan que la gente se sienta cómoda... y luego, la selección de cortos, que me ha parecido extraordinaria... la gente que hace cortos suele tener muchas ganas de contarte la odisea para levantar su película, sus planes... tampoco hay que esperar a que vengan grandes estrellas.Yo creo que un poco ése es el objetivo.

-Siempre leo tus críticas en FOTOGRAMAS y veo que eres una crítica desprejuiciada, que no estás enfadada con el cine, como parece que están algunos, y que eres capaz de hacer una buena valoración de, por ejemplo, "Los mercenarios" de Stallone. Me gustaría conocer tu "libro de estilo" crítico...

-El otro día justo lo hablaba con un amigo y yo le decía que creo que la razón por la que no me he metido a teorizar o hacer análisis muy exhaustivos... a no ser que haga algo para un libro... es porque normalmente intento llegar a las pelis de una forma emocional más que de una perspectiva técnica. Está bien dar unas pistas, situar al espectador... pero normalmente siempre acabo valorando las películas según las siento. Quizá por eso también me gusta tanto el cine fantástico y de terror, porque es el cine que más emociones  me provoca y más extremas. Nunca he tenido ningún tipo de prejuicio a la hora de ver una peli, y para mí es tan gratificante y me siento honrada cuando me piden hacer una crítica de una peli de Sokurov o como si tengo que hacer una de Appatow. Mi formación es el cine de entretenimiento, es el género puro. El primer recuerdo que tengo de ver una película en cine fue "ET"...

-... yo también...

-... claro, no te voy a engañar... yo era niña de ir al videoclub... no vengo de una familia de cinéfilos tampoco, no he consumido desde pequeñita grandes clásicos del cine, sólo los que veía en la tele. Mi formación es más de la cultura popular. Luego ya cuando empecé a hacerme más mayor, empecé a ver más cine de autor, a recuperar cosas... y voy todavía cubriendo lagunas, porque también es verdad que ves pelis con 18 años y las ves ahora y son completamente distintas. Tengo la misma curiosidad por un cine más de autor que por el de entretenimiento, que lo disfruto un montón, y he tenido muchas críticas por eso. Algunas de las películas que más me han interesado en los últimos años son de la "nueva comedia americana", que de hecho, este año en San Sebastián le van a dedicar un ciclo... Alguna vez he dicho "obra maestra" y ya parece que estás hablando de un clásico incontestable, pero también como crítico tienes un poco la obligación de empujar determinadas películas, y que la gente vaya a verlas. Evidentemente, no puedes comparar "Persona" con "Supersalidos", pero las dos, cada una en su terreno, son grandísimas películas. Y por ejemplo, las pelis de Jason Statham... es que las tengo que ver, porque las disfruto, me parece un héroe de acción extraordinario. Y luego, una cosa que he notado hablando con críticos que son de una generación por encima de la mía, que no se abren demasiado a los nuevos tiempos, y que para ellos el mejor cine que se hizo fue el de hace muchos años. Y yo recibo cada película con ilusión... siempre tengo ganas de ver cosas. Hay que seguir emocionándose con las películas, y ojo, que hay pelis que simplemente te hacen pasar un buen rato, que objetivamente sabes que no son grandes películas, pero que cumplen su función y que hacen que la gente se entretenga. Al cine no hay que ir con prejuicios, hay que disfrutar las películas, y ya está. 

KIKE MAÍLLO, IMPRESIONES SOBRE "EVA"

Aunque no tuvo mucha suerte en su recorrido por las salas, "Eva" ha sido una de las propuestas más interesantes del cine español del último año, por hacer algo tan descabellado por estos lares como es contar una historia de ciencia ficción sobre las relaciones, convivencias y sentimientos entre robots y humanos. Han sido varios los cineastas que en alguna ocasión se han preguntado, parafraseando a Philip K. Dick, si sueñan los androides con ovejas eléctricas, pero, insistimos, el cine español no se había planteado nunca este tipo de reflexiones metafísicas. Por eso tiene un valor añadido esta sensible ópera prima del director catalán Kike Maíllo, un esfuerzo recompensado con tres Goyas y ahora con el Premio FANTROBIA que otorga el FANT de Bilbao a figuras emergentes del género. 

-Kike, ¿hasta qué punto, a la hora de hacer "Eva", has tenido como referentes películas como "2001", "Blade Runner" o "Inteligencia Artificial"?

-No se hacen muchas películas de robots, así que cuando se hacen, esas pelis siempre están en el horizonte. De las que has mencionado la que está más directamente comprometida con "Eva" es "Blade Runner"  porque es la película fundacional. Podríamos no haber hecho ninguna película de robots más después de "Blade Runner" y no habría pasado nada. Para mí, la película esencialmente referencial con "Eva" es "Beautiful Girls", que no es de robots. Pero sí que de alguna manera, ese discurso sobre la naturaleza del amor y esa relación entre un adulto y una niña, marcan a nuestra peli. Estuvo muy presente durante la escritura. 

-Un film de robots -algo inédito en el cine español-, con una destacada presencia de efectos especiales, un reparto de calidad contrastada... y todo esto, en tu debut en la dirección de largometrajes. ¿Sentiste algo de vértigo cuando te pusiste al frente del proyecto?

-No. Creo que hay algo de inconsciencia, seguramente por ser debutante. Todos esos valores de los que hablas eran valores positivos para mí. Que la película tuviera el suficiente dinero para hacerse, que hubiera muchas semanas de rodaje -casi doce-, tener ese casting... todo eran valores que me daban seguridad. Seguramente ahora, a toro pasado, y viendo cómo están las cosas, haya algo de inconsciencia... pero agradezco haber ido con esa suficiente cara dura como para creer que sólo podía salir bien. La ilusión de prever que en el futuro va a quedar una película que la gente va a entender, emocionarse con ella... como el proceso es tan largo, es necesario que esa energía te acompañe. Cuatro años son muchos años dedicados a un proyecto.

-Viendo la interpretación de Claudia Vega, se hace mucho más inverosímil que la Academia haya decidido de un tiempo a esta parte no premiar a los niños...

-Sobre todo cuando veníamos de dar el Goya el año anterior a dos niños por "Pa Negre"... resulta curioso, me parece un poco pataleta. Entiendo perfectamente la norma, pero mi malestar con la Academia, aparte del puramente egoísta porque me hubiera gustado que hubieran nominado a la niña, es porque me parece paradójico que podamos levantar a los niños a las cuatro o cinco de la mañana, los podamos sentar en la nieve, tenerlos durante seis horas a menos veinte grados bajo cero... y no podamos un día aplaudirles en una ceremonia. Máxime cuando es un premio a la revelación, es un premio creado para los niños, porque nos molestaba que les quitasen los premios a los mayores. Entonces ahora nos inventaremos un premio que sea sólo para los niños, y les daremos una merienda... para que no trasnochen.

-Me ha llamado mucho la atención el diseño de la película. Los paisajes nevados, los colores fríos... una historia ambientada en un futuro cercano, pero con una estética muy retro, la ropa, los coches...

-Se junta el hambre con las ganas de comer. No podíamos proponer un futuro completamente renovador, por una cuestión presupuestaria, pero es que tampoco queríamos. Tú paseas por esta ciudad y ves edificios de hace 150 años y la gente lleva iphones en la mano... Para qué vamos a tirar la arquitectura de 100 años si funciona... Esa idea de convivencia de elementos del pasado con elementos del futuro... esa paradoja que se da en nuestros días. Y por otra parte, en la senda de acercar a ese público que objetivamente no va a ver este tipo de películas... en las películas de ciencia ficción siempre es más fácil explicar que el futuro va a ir a peor, porque es más morboso, más sugerente, genera mucha más dramaturgia, y además viene de un miedo atávico que todos tenemos al futuro. Nosotros queríamos explicar un futuro mucho más familiar, más cercano que esas películas que de pronto anuncian un futuro distópico y apocalíptico. Así que creíamos que recuperando ciertas formas de los 70, de los 80, la gente iba a sentir que no era su presente, pero sí que le resultaba familiar. Finalmente, para nosotros era muy importante que el público pudiera jugar al juego de la película, que era contestar a la pregunta "qué pasaría si en tu casa hubiera robots".

martes, 8 de mayo de 2012

EMILIO GUTIÉRREZ CABA Y "LA LLAMADA"

Gracias al FANT muchos hemos descubierto "La llamada" (1965), una historia sobrenatural, fantasmagórica, de amor más allá de la muerte. Y también una producción humilde, que por distintas circunstancias pasó desapercibida y el tiempo se encargó de enterrar. Fue la primera experiencia como protagonista del gran Emilio Gutiérrez Caba, y él mismo nos ha contado todos los detalles de este reivindicable film. Una charla agradable, distendida, en la que el actor no ha escatimado en curiosidades varias. Un auténtico placer. 

-Emilio, ¿cómo es posible que una película tan curiosa como "La llamada" haya quedado tan olvidada, tan relegada en el cine español?

-No sólo el caso de ésta, hay unas cuantas películas en el cine español que están injustamente relegadas, y que deberían ser objeto de revisión.Yo creo que eso es debido fundamentalmente a la falta de comunicación, a la falta de trasvase de información que hay muchas veces entre los medios, e incluso entre las propias webs de información cinematográfica, cosa que no ocurre en otros países. Pero bueno, formaría parte de una perspectiva sobre la cultura, y sobre todo de la cultura cinematográfica en España, muy lamentable. Yo hace poco vi una película, que no tiene ninguna trascendencia como película, que es "Los ángeles del volante", de los años 50, hecha por Ignacio Iquino, pero que tiene un aspecto positivo que en aquella época nadie pensaba que iba a tener: es una película que al tratar sobre el mundo de los taxistas en Madrid, refleja muy bien lo que era la ciudad de Madrid en los 50, el tráfico, los coches, las modas, las calles... y eso me parece que como elemento documental y sociológico es básico. Solamente por esto, habría que reconsiderar si el cine no forma parte de una imaginería patrimonial que todos los gobiernos de todos los países deberían defender.

-¿En su momento también pasó desapercibida? Además coincidió en el tiempo con dos clasicazos tuyos como "La caza" y "Nueve cartas a Berta"...

-"La llamada" tuvo un estreno fugaz en Madrid. Es cine de género y de un género que se practicaba muy poco en España en aquella época. Pasó totalmente sin pena ni gloria, pero hasta cierto punto también pasaron sin pena ni gloria en taquilla "La caza" y "Nueve cartas a Berta". Lo que pasa es que tanto una como otra luego recuperaron a través de festivales y de los años un cierto nombre y un prestigio. Pero no ha sido el caso de "La llamada" porque además estaba hecha por un director que tocó todos los palos, Javier Setó, que era un director de segunda línea de cine comercial. Estaban antes Luis Lucia, Rafael Gil, José Luis Sáenz de Heredia, grandes directores del momento. 

-Es verdad que es un director muy desconocido...

-Javier Setó hizo algunas películas musicales... "Pelusa" con Maruja Díaz... tocó todos los géneros...

-... aquella de Di Stefano, "Saeta Rubia"...

-... la de Di Stefano... hizo una película que se llamaba "Querido profesor", de Alfonso Paso, precisamente con mi hermana Irene... era un director artesanal, nacido en Barcelona, muy fácil de trato, no era una persona en absoluto complicada. Nunca me lo dijeron, pero yo juraría que este papel en "La llamada"  lo tenía que haber hecho otro, pero por alguna razón cayó ese otro, y entonces a mí de una manera rápida me llamaron para hacer la película. Yo la preparé en una semana, diez días, inmediatamente después de las fiestas de Navidad de 1964, y después de la primera semana de enero del 65 es cuando se empezó a rodar.

-Pues a mí me parece que para ser Setó un director de segunda fila está muy bien rodada...

-Claro, porque rodaban muy bien en aquella época. Había unos cánones de rodaje aplicables a todo tipo de cine que se respetaban mucho, tanto por parte de los directores de primera línea como por los de segunda. Si tú ves el equipo técnico de la película es muy reducido. Ese año, el 65, me dio por hacer fotos en los rodajes de las tres películas que hice, y de ésta se ve que el equipo de cámara eran tres personas... había una pantalla reflectante, porque no teníamos foco y era lo único que había como apoyo de luz... y sin embargo, se respetaba mucho que la luz estuviera muy bien, que se trabajara bien en el laboratorio... como podía hacerse luego en películas de más presupuesto. De todas formas, hay que pensar que en el año 65 las tres películas que hice lucharon con un inconveniente grave: a partir de los años 60 irrumpe el cine en color hecho en España. Y claro, naturalmente en aquella época  las películas en Eastmancolor tenían una venta mayor. "La llamada" se rueda en blanco y negro porque aparte de que así era más barata, queda mucho mejor ese ambiente tenebroso. Lo que ya no entendimos algunos entonces era por qué tanto "La caza" como "Nueve cartas a Berta" se rodaron también en blanco y negro. Luego lo entendimos: las dos eran un documento vivo de una época y de unas ideas grises que no podían ser en color. 

-La película está muy bien diferenciada en dos partes. La primera es casi costumbrista, mostrándonos a la pareja de enamorados... y luego esa segunda parte más oscura, más fantasmal. ¿Qué te sedujo de esta historia para protagonizarla y también para ejercer tareas de productor?

-Lo que me sedujo, en principio, es que era la primera posibilidad en el cine que tenía de encarnar al protagonista. Para mí era una oportunidad estupenda. Respecto a la producción... se rodó muy precariamente, y cuando faltaban dos semanas para terminar el rodaje, se quedaron sin dinero. Y el único que tenía dinero era yo, pero vamos, no tenía tampoco mucho, yo dejé me parece que fueron 100.000 pesetas de la época para acabar de rodar esas dos semanas. Yo llevaba un talonario y le firmaba cheques al jefe de producción para que fuera pagando cosas: taxis, comidas... yo no había cobrado prácticamente nada por la película, y fue a lo largo del año 66 y el 67 cuando empecé a recuperar algo de dinero. En resumen, me pagaron todo lo que había puesto, además de mi sueldo, y curiosamente luego las ventas y los pases por televisión, que ha tenido algunos, dieron mucho más dinero que lo que yo había cobrado. Con "La caza" ocurre igual. Yo he cobrado mucho más por derechos de imagen en "La caza" que por lo que cobré por "La caza" misma. Una paradoja...

-Emilio, eres un histórico del teatro y del cine...

-Eso dicen...

-... decenas de obras, de películas... no se te puede etiquetar en nada, pero casualmente o no, sí has participado en muchos proyectos de género, como "La llamada", algunos capítulos de "Historias para no dormir" de Chicho Ibáñez Serrador, "El arte de morir", "Memorias de un ángel caído", "La comunidad"... ¿casualidad o te gusta este tipo de cine?

-También hice "Estigma", "Viaje al más allá"... son películas que me han permitido seguir haciendo un tipo de cine que a mí me gusta mucho. Pero eso se ha ido dando así... me han ofrecido los guiones, coincidían las fechas y yo las rodaba. Sin más. Lo que sí es verdad es que todas esas películas han tenido cierta relevancia en taquilla y en cuanto a opinión... "Memorias de un ángel caído" tuvo bastante aceptación y fue muy elogiada... 

-Por último, "La llamada" se proyecta en la sección "FANT al rescate". ¿Te imaginabas que en el año 2012 se iba a ver esta película en Bilbao en pantalla grande?

-No, francamente no. Y no lo esperaba porque como era una película humilde... Yo redescubrí el interés que el público podía tener por "La llamada" porque gente joven aficionada al cine me dijo: tú estás en una película maravillosa, de culto, que es "La llamada"... y dije yo: "ha pasado a ser película de culto"... es curioso que de pronto buscando en un sitio escarbas y encuentras esa película, como hay otras muchas del cine español injustamente olvidadas. Y si uno rebusca, las encuentra. 

lunes, 7 de mayo de 2012

"DEVOURED", ESTRENO MUNDIAL EN BILBAO

El estreno mundial de "Devoured" ha sido sin duda uno de los mejores tantos que se ha apuntado este año el FANT. Bilbao ha acogido la premiere de este opresivo film que nos muestra el descenso a los infiernos de una inmigrante salvadoreña que trabaja incansablemente en un restaurante de Nueva York reuniendo el dinero necesario para salvar a su hijo enfermo. La actriz madrileña Marta Milans encarna a este desesperado personaje. Detrás de las cámaras, el debutante Greg Olliver, un texano de nacimiento y neoyorquino de adopción que ya dio mucho que hablar con su documental sobre Lemmy Kilmister, el carismático líder de la banda heavy Motorhead. Nosotros formamos parte del reducido público que ha visto este film por primera vez. La entrevista posterior, a continuación.

 -Greg, enhorabuena por la película... creo que nos has dejado a todos los que la hemos visto con mal cuerpo... y más que una película de terror es un dramón en toda regla... no sé si la intención de la historia es en realidad hacer una especie de anticrónica del Nueva York glamouroso y de postal que todos conocemos.

-Greg Olliver: Queríamos rodar en Nueva York y en exteriores, y de hecho, conocemos al propietario del restaurante. No queríamos contar demasiado acerca de la ciudad, pero dirijas donde dirijas la cámara es una ciudad hermosísima, así que es muy divertido poder rodar allí. Y siento que tengas mal cuerpo esta mañana...

-Dices que tus referencias son los Coen, el terror oriental... pero por momentos, "Devoured" me ha recordado a "El resplandor", pero en lugar de en un hotel en las montañas en un restaurante de Nueva York...

-Me encanta "El resplandor", es una película fantástica, y quería hacerle un homenaje. Hay una escena en la que la protagonista se queda atrapada en el congelador, y en un principio hicimos esa secuencia con el chef cerrando la puerta desde fuera y sin dejarla salir. Lo rodamos con la cámara desde abajo, y realmente estaba copiando a "El resplandor", pero al final lo quité del montaje porque era demasiado parecido.

-No estoy de acuerdo con los que han comentado en la rueda de prensa que el film es demasiado lento al principio. Creo que así se pretende crear esa sensación de soledad de la protagonista...

-¡Gracias!

-... y por eso te comentaba que es casi más un drama que una de terror...

-Cuando terminé me di cuenta de que no era una película de terror, sino un drama, una especie de thriller psicológico. La intención original no era mostrar la situación de muchos inmigrantes en Estados Unidos, pero  bueno, eso está ahí. Estábamos intentando que fuera una película entre "The Ring" y "Cisne Negro". No es sólo una película que esté hecha para dar sustos. A medida que íbamos rodando me di cuenta de lo que estaba sucediendo y es curioso cómo a veces hasta que no estás haciendo la película no te das cuenta realmente de lo que va a quedar. Pero estoy muy contento con el resultado.

-Marta, eres la protagonista absoluta del film... llevas todo el peso de la historia, y además es un papel muy dramático...

-Marta Milans: Sí, cuando me presentaron el guión yo no sabía que era una protagonista tan absoluta, y fue bastante duro preparar el personaje por la carga psicológica que tiene. Y no sólo eso, también las condiciones de rodaje, porque grabamos casi todo por la noche durante casi dos meses y medio, y cuesta mucho hacerse con ese tipo de horario. Y además todas las secuencias de asesinatos y esas cosas, no es fácil, tienes que estar en un sitio bastante oscuro para poder interpretarlo lo mejor posible. Pero bueno, también es una oportunidad increíble, que confíen en ti para darte toda la responsabilidad de llevar el peso de la película. 

-Tu trabajo está repartido entre España y Estados Unidos. ¿Ves más fácil quedarte en un lado o en otro?

-A mí tal y como están las cosas me encantaría trabajar en cualquier lado... me encantaría volver a casa, porque llevo sin trabajar aquí desde la serie "Valientes", que ya va a hacer dos años, y me haría mucha ilusión volver a trabajar en mi país y en mi idioma sobre todo. Pero realmente, si te digo la verdad, lo que quiero es trabajar y me gusta tanto este trabajo que lo que venga será bienvenido.

-Allí hay más posibilidades, pero también más competencia...

-Acabo de estar viviendo en Los Ángeles casi tres meses, y ha sido una experiencia maravillosa. He hecho pruebas en los mejores estudios, en Warner, en Sony, Disney, Universal... pero claro, llegas a la sala de casting y reconoces a la mitad de las caras, todos para el mismo papel. Pero mira... de repente un día cogen el teléfono para ti.

-Me gustaría saber, Greg, si te ha dado más miedo rodar esta película o el documental sobre Motorhead...

-Greg Olliver: Pensaba que esto iba a ser mucho más fácil, porque evidentemente, con el documental de Motorhead no había un guión determinado. Me emocionó tener un guión, una actriz y unos exteriores. Pero cuando tuvimos que rodar durante 28 noches, noche tras noche, y hacer a Marta llorar, vomitar... fue mucho más difícil de lo que pensaba. Fue una película difícil de rodar por la trama y el horario. Pero sobrevivimos.

-Y qué ha sido más difícil, ¿tratar con Marta o con Lemmy Kilmister?

-¡¡Con ella!! No, no... Lemmy es una persona complicada... es maravilloso pero no le gustan las cámaras. Nunca hacía nada de lo que yo le decía y si podía hacer lo contrario, mejor. Y trabajar con Marta fue un placer. Siguió todas mis órdenes. Limpió el restaurante, vomitó cuando tenía que vomitar, mató cuando tenía que matar... ¡Volvería a trabajar con Marta porque me hace más caso!

ENTREVISTA A ANA DE ARMAS


Como ya hemos comentado en el post anterior, Antonio Trashorras y Ana de Armas han pasado por Bilbao para presentar en el FANT el film "El callejón". El director de la cinta ya nos dio en su entrevista varias claves de la película. Esto es lo que nos contó la joven actriz.


-Ahora que no nos escucha Antonio... ¿qué pensaste la primera vez que leíste el guión?

-Me gustó. La verdad es que antes de conocer a Antonio, me imaginaba la película de otra forma. Cuando ya hablas con él, lo conoces y te explica cómo lo ve, te das cuenta de que es un "mundo Antonio", otro universo distinto. Y el giro final es la guinda del pastel.

-Es tu primer papel protagonista, sales en casi todos los planos... supongo que el rodaje fue duro.

-Sí, fue bastante duro. Acabé agotadísima. La película transcurre en una sola noche, y cada día tenía que llegar al mismo nivel de ansiedad y de pánico. En la cuarta semana estaba destrozada. Adelgacé... tenía que correr con las botas de tacón... Cuando leí el guión me asusté un poco porque salía mucho, pero cuando lo estaba haciendo me di cuenta de que salía mucho mucho. Fue un rodaje superintenso, teníamos poco tiempo... Por momentos sentía que me quedaba vacía, pero bueno, lo disfruté muchísimo, porque detrás de las cámaras pasaba lo contrario a lo que estábamos rodando. 

-¿Has acabado satisfecha con tu trabajo?

-Sí, lo que más me cuesta es verme bailando... normalmente tú haces muchas tomas de una escena y no sabes cuál escogerán en el montaje. Pueden escoger la que más te guste a ti o la que menos te guste. Pero Antonio y yo teníamos el mismo sentimiento cada vez que terminábamos una escena. Yo sabía que en el montaje iba a escoger las tomas en las que yo me había sentido mejor.


-¿Eras seguidora de este cine fantástico?

-No, normalmente las películas que más he visto son las de terror de asesino, cuchillos... cosas más normales... pero lo que sale aquí, no, no era muy fan de esto. No lo soy mucho ahora, tampoco.


-Por la rapidez del rodaje y el presupuesto... ¿ha sido parecido a trabajar en televisión?

-No, nunca es parecido. Se le dedica mucho más tiempo a las cosas, todo se cuida más, con más cariño... Es una película y el director la mima y la cuida de principio a fin.

-Has hecho mucha tele y se te conoce sobre todo por esos trabajos. ¿Te gustaría hacer más cine?

-En realidad he hecho más cine que tele. Lo que pasa es que en años de trabajo, El Internado ya fueron tres años y luego Hispania un año y medio. Es más tiempo en televisión, pero como proyectos he hecho más cine. Todo tiene su encanto, depende del proyecto, no importa tanto el medio. Pero yo prefiero el cine, me gusta mucho más.

-Aunque todavía eres muy joven , no sé si ya has llegado al punto de poder elegir los proyectos...


-Yo lo hago, pero no porque me ofrezcan mucho. Pienso que es importante poder controlar por dónde va tu carrera. No puedes decir que sí a todo, y cuando esperas un tiempo por algo, sabe mucho mejor cuando lo consigues. Además, estar en un proyecto, a la vez estar en otro, o terminar y empezar otro... no se disfruta, no lo puedes preparar igual, no puedes estar pensando en el personaje. No creo que sea efectivo. Está bien tomarte tu tiempo y escoger lo que te apetece hacer. Y a mí esta historia de Antonio me parecía muy personal, y me apetecía arriesgarme con un personaje tan protagonista. Prefiero hacer este tipo de cine para un público quizás más pequeño que hacer otra película... no quiero mencionar nada, pero... 


-Que no te satisface tanto....

-Exacto.

-Y de proyectos futuros... a corto plazo, qué nos puedes contar...

-Pues mira, te puedo contar poco, pero te puedo contar que empiezo una película en junio, es americana, se rueda en Puerto Rico, y el director es el venezolano Jonathan Jakubowicz. No te puedo contar nada más...

domingo, 6 de mayo de 2012

TRASHORRAS NOS HABLA DE "EL CALLEJÓN"

El Callejón es el debut en la dirección de largometrajes de Antonio Trashorras. Un capricho pop de este guionista y crítico de cine, una batidora de géneros y referencias que homenajea sin complejos al terror de serie B.  Da fe de ello, sobre todo, el inesperado giro final. Lo que podemos contar es que es una historia de supervivencia a lo largo de una sola noche, ambientada en una ciudad turística en temporada baja, a donde ha ido a parar una joven inmigrante que sueña con una vida mejor. Su pesadilla comienza cuando entra en una lavandería situada en un inquietante callejón. El film ha inaugurado la decimoctava edición del FANT, el Festival de Cine Fantástico de Bilbao, y tanto director como protagonista, Ana de Armas, charlaron con nosotros. Ante todo, gracias a los dos por su disposición y simpatía. A continuación, la primera parte de la entrevista, con Antonio Trashorras.

-Antonio, ¿por qué has decidido debutar en el largo con esta historia tan bizarra?

-Primero porque yo soy bizarro. Cuando escribo para otros directores tengo dos opciones. Si trabajo con un director que comparte mi manera de ver el mundo, el resultado puede ser bizarro por dos. Si estoy con un director con una visión más normal, más standard, tiro de oficio y escribo de una manera menos autoral. Pero claro, yo en solitario, no tengo por qué renunciar a mis impulsos. Yo tengo una tendencia a lo onírico, lo surrealista, lo ilógico y a contemplar el género de una manera muy caprichosa. Ha salido así porque busqué elementos muy concretos y muy baratos de producir, y porque no me corté a la hora de dejarme llevar por mis tendencias.

- La película me ha sorprendido por el giro final... empieza siendo "una de psicópata asesino" y de repente llega ese cambio de género, ese giro que descoloca. No sé si ya lo tenías pensado así desde el principio o surgió durante la escritura del guión...

-Desde el principio estaba planteado así. Pretendía ofrecer un espacio cerrado y una serie de giros, el más gordo este último. Y en un esquema en papel, ya estaba. Una película cortita, de ochenta minutos como mucho, y con estas situaciones. Luego lo que fui afinando fue la manera en la que pasan las cosas... y luego el dinero que había y las posibilidades y los medios me permitieron hacer algunas cosas mejor y otras... pero estoy contento porque la idea mental que tenía en la cabeza está en pantalla.

-La duración de la película, el presupuesto, pocos actores, los decorados... todo es muy serie B...

-Para mí serie B es un término que lejos de ser peyorativo o de minusvalorar la obra, la engrandece. Serie B es el entorno artesanal en el que muchos directores que me encantan del Hollywood clásico no estaban haciendo las películas A, sino que estaban un poco en la segunda división...

-Tourneur y compañía...

-Tourneur, el primero... el propio Fritz Lang... cuando llega de Europa se pone a hacer lo que se entiende por películas B. A mí, sin forzarlo, me llega la tradición de lo que más me gusta como espectador, que son esas películas muy concentradas, muy pequeñitas, también obsesivas... y que a lo mejor cuando tienes mucho más dinero te despistas y no puedes focalizar tanto en tener cuatro o cinco elementos y prestarles mucha atención y exprimirlos.

-El Callejón se estrenó en Sitges y hasta llegar a Bilbao han pasado bastantes meses y no ha llegado a los circuitos comerciales. ¿Tienes miedo de que se convierta en una rara avis, en una especie de película maldita?

-Es que en este momento cuesta mucho estrenar la película, pero no sólo la mía, hay otras que también se pasaron en Sitges y están pendientes de estreno, y alguna que se ha estrenado no ha tenido un estreno muy afortunado... el año es muy duro para el cine. La peli está viva en festivales, y se ha vendido a bastantes países. Estamos pendientes de qué pasa con el estreno comercial, pero espero que no pase de este año. Pero el momento es difícil por la falta de liquidez de las distribuidoras y porque quitando Los Vengadores y Los Juegos del Hambre, es un año muy crítico para el cine.

-Para la elección de la actriz protagonista no hubo ningún casting. ¿Por qué elegiste a Ana de Armas?

-El personaje era extranjero, tenía que ser una latina viviendo en España, y una opción era coger una española y trabajar el acento, otra opción era traer una actriz de fuera, latina, y luego está Ana de Armas, que prácticamente es la única no española con la suficiente fama y solidez profesional. Yo la había visto en televisión, siempre he creído que podía explotar en una película, que podía dar esa gama de sentimientos y de intensidad interpretativa que en la tele por la manera de trabajar no se da. Yo cuando la conocí, aprecié mucho interés, mucha capacidad de trabajo, ella entendió que la película estaba en sus manos, y esa responsabilidad la motivó. Fue empezar a ensayar con ella, y me di cuenta de que me había tocado la lotería. Ella es el alma de la película, y ha hecho la película mucho mejor de lo que yo nunca pensé. Ha sido una felicidad diaria trabajar con ella. Y yo espero que esto sea reconocido, que le aporte mucho en su carrera, porque claro, lo obvio es fijarse en que es una de las mujeres más guapas que hay, pero también es una actriz excelente. Y espero que El Callejón sirva para que muchos perciban lo gran actriz que es.

-Para los que hemos leído tus críticas durante años... ¿qué dirías como crítico de El callejón?

-Yo he hecho la película que me gustaría ver como espectador, de verdad. He hecho el tipo de película que a mí me divierte mucho, que  me transmite una alegría y unos deseos de ver cine fantástico y de terror, y es un gran capricho, un gran regalo que me he hecho como director y como espectador. Yo me considero un crítico apasionado, no cerebral...

-No eres de ésos que parece que miran las películas por encima del hombro...

-El crítico que mira las películas por encima del hombro no puede estar más lejano a mi manera de escribir. Las críticas siempre las he planteado desde el punto de vista del enamorado, del fanático y del espectador no voy a decir fácil, pero sí que se deja llevar y que es generoso, porque para mí el cine es disfrute y para pasarlo mal ya está la vida real. Entonces, para mí esta película como espectador/crítico/director, es un viaje por el tren de la bruja, un carrusel de temas y de momentos terroríficos que a mí me vuelven loco. Y espero que haya más gente como yo, que la película encuentre su público cuando finalmente se vea en las salas comerciales, porque en los festivales sí voy encontrando esa empatía, esa complicidad. Por lo tanto, hay un público para esta película, no sé en qué número, pero lo hay.