miércoles, 23 de marzo de 2011

ADIÓS A LIZ TAYLOR

Pienso ahora en Elizabeth Taylor y le alabo su gusto por el riesgo, por las historias opresivas, difíciles e incómodas para la época, como "La gata sobre el tejado de zinc", "De repente el último verano" y "Reflejos en un ojo dorado".
Pienso en la niña prodigio de los años 40, en la estrella de los 50 y en el mito insoportable, vanidoso y caprichoso de los 60.
En sus escándalos amorosos y en su tortuosa relación con Richard Burton.
En su irrefrenable atracción hacia los inadaptados y desvalidos, como Montgomery Clift, James Dean y Rock Hudson, y en su afán por protegerlos de una manera casi maternal.
Y qué decir de su colección de rodajes gafados y películas malditas: "La gata sobre el tejado de zinc" y el shock por la muerte de su tercer marido, "El árbol de la vida" y el accidente que desfiguró a Clift... y sobre todo uno de los grandes desastres de la historia, "Cleopatra", donde ella misma estuvo a punto de morir.
Nunca ha sido una de mis actrices favoritas, pero su muerte me ha dejado ese poso de melancolía que siempre me dejan estas noticias de los grandes del Hollywood clásico. Porque cada vez quedan menos. Y porque ese aura, ese magnetismo, ese toque difícil de explicar ya no lo tiene el star system actual. No hay más que volver a ver a Kirk Douglas, con sus casi 100 años, merendándose a todos en los últimos Oscar.

miércoles, 16 de marzo de 2011

CORTINA RASGADA


Siempre se ha dicho que "Cortina rasgada" es un Hitchcock menor, que el film está muy lejos de las grandes obras del maestro. Que la historia es muy maniquea, con los yanquis buenos y los comunistas malos. Que el cineasta fue perdiendo el interés y la motivación durante el rodaje, que Julie Andrews le fue impuesta por el estudio y que no llegó a congeniar con Paul Newman. Hala, metámosla en el cajón de las peliculitas menores de Hitch.


Como si todos los días pudiera uno dirigir "Vértigo" o "Psicosis"...


Pero resulta que "Cortina rasgada" es Hitchcock del bueno. Tiene dos aspectos fundamentales, básicos, imprescindibles para cualquier película: que es muy entretenida y está muy bien contada. Es una sucesión de secuencias memorables: el asesinato en silencio de Gromek, el momento en que Newman le revela toda la verdad a Andrews, la fuga en autobús, el escape del teatro donde se representa un ballet.


Creo que "Cortina rasgada" es una gran demostración del genio de Hitchcock y Newman. Porque trabajando sólo a medio gas, no crearon una obra maestra... "únicamente" les salió una magnífica película.

martes, 1 de marzo de 2011

GRAN "CISNE NEGRO"


A Darren Aronofsky le reconozco, a bote pronto, tres virtudes. La primera, que no se amilana ante las historias complejas, difíciles y duras. O visto de otra manera, quizá sea él mismo quien transforma las historias en complejas, difíciles y duras.

La segunda, que es un gran experto en fabricar clímax intensos. La parte final de "Cisne negro" es impactante, pero afortunadamente para mi sensibilidad, mucho más poética y llevadera que la última media hora, irrespirable e insoportable, de su "Requiem por un sueño". Los descensos a los infiernos de Aronofsky son más bien ascensos en montañas rusas sin sujeción.

Tampoco hay que negarle su buen ojo a la hora de recuperar a antiguas estrellas. Resucitó a Mickey Rourke en "El luchador" y ahora a Wynona Ryder. En ambos casos, con papeles sospechosamente parecidos a las vidas reales de sus intérpretes. Elecciones nada casuales, desde luego. Pero lo importante es que extrae de los actores a su servicio interpretaciones sobresalientes.

Reconozco que, exceptuando aquellos primeros papeles adolescentes en "El profesional" y "Beautiful girls", hasta ahora no había conseguido entusiasmarme del todo Natalie Portman. Pero esta vez la actriz hace en la realidad casi exactamente lo mismo que su Nina en la ficción: sentir en carne propia a su personaje hasta las últimas consecuencias.

En "Cisne Negro" hay uñas que se rompen, padrastros y sarpullidos que sangran, huesos que crujen. Hay esfuerzo, sufrimiento, sacrificio, inseguridad, miedo, paranoia, obsesión, alienación, locura. Todo por conseguir la perfección. Un imposible, una quimera. Un precio a pagar demasiado alto.