lunes, 28 de junio de 2010

Es más gratificante ser un cinéfago que un cinéfilo. Un cinéfilo nunca podría reconocer en público que le gustan ciertas películas. La cinefagia permite degustar sin prejuicios todo tipo de cine. El cinéfago consume películas con pasión, saca (casi) siempre algo bueno de cualquier film, y no está perpetuamente malencarado y de vuelta de todo, como la mayoría de los críticos.

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